Dedicar tiempo estratégico a tu agenda de gestión es una inversión crucial que puede desatar el potencial humano propio y de los equipos
En el mundo empresarial, a menudo se dice que “la cultura se come a la estrategia en el desayuno.” Esta frase, atribuida al legendario gurú de la gestión Peter Drucker, refleja una verdad fundamental: sin una cultura sólida y alineada, incluso la estrategia más brillante puede desmoronarse. Lo que a menudo pasamos por alto es que, a su vez, la cultura puede ser devorada por la falta de tiempo estratégico.
En nuestra labor con líderes corporativos, de PYMES, y emprendedores, muy a menudo somos testigos del desafío que les presentan las dinámicas tan veloces y los modelos de productividad, que hacen que lo operativo se coma a lo estratégico más pronto que tarde. Si no se lo come en el desayuno, de mínima se lo come en el almuerzo.
La gran pregunta gran es si todos sabemos que la salud de una organización depende de cuánto puede amalgamar la tensión entre lo rutinario y el tener una buena respuesta adaptativa a su entorno para poder enfrentar lo inesperado y en todo ese proceso prosperar, innovar, lograr un crecimiento sostenible, ¿por qué tantos líderes comprometen la efectividad de la estrategia y la cultura organizacional desatendiendo lo estratégico, que es aquello donde realmente agregan un valor distintivo?
En este juego en un teambuilding organizacional pudimos ver clarito el rol de la estrategia. Mientras algunos equipos empujaron frenéticamente, otros se tomaron un momento para que la persona arriba de la carretilla estuviera firme. Quienes pausaron, llegaron mejor y más lejos. Gran metáfora del enorme valor que tiene pausar para reflexionar, revisar, diseñarnos, observar a otros y hacer con propósito y orgánicamente en vez de solamente empujar y transpirar.
En este vaivén constante entre lo operativo y lo estratégico, los líderes se enfrentan a un desafío perenne: encontrar el equilibrio adecuado.
Toda organización es
- una red de conversaciones
- un proceso de coordinación de acciones eficientes
Por esto, te invitamos a distinguir entre dos tipos de acciones: directas y reflexivas.
Las acciones directas son las que mantienen lo operativo andando pero si no vienen acompañadas de acciones reflexivas generarán diversos riesgos organizacionales, como por ejemplo
- falta de visión de largo plazo
- entorno estéril que limita la innovación
- pérdida de perspectiva en escenarios complejos
- desvitalización de la capacidad adaptativa
- burnout por estar tan enfocados en lo inmediato
Los líderes que se mantienen enfocados en su rol estratégico, inspirando a sus equipos y promoviendo una cultura sólida y alineada son los que finalmente liberan el potencial humano en su máxima expresión.
Entonces, te dejamos planteadas dos preguntas que seguiremos masajeando en próximos artículos:
¿A qué haSer te dedicás como líder?
¿Qué haSer querés que los líderes de tu organización prioricen?
Para explorar juntos propuestas de colaboración, contactanos.